martes, 7 de abril de 2009

Conversación matutina

Esta mañana entré en un bar cercano a mi casa. Nunca entro pero hoy como me despedí de mi pareja con un beso, una sonrisa y un te quiero llegué siete segundos tarde a la parada del autobús. Vi como pasaba ante mi la mole roja conducida por un enloquecido hombre que no miraba más allá de la línea del asfalto, levanté la mano en un gesto inútil. Así que entré en ese bar para pedir un café para llevar y una magdalena. Al menos me daría tiempo a desayunar algo antes de ir al trabajo.

Me situé en la barra. La camarera me miró pero no me vio y siguió hablando con las dos señoras que ocupaban el extremo de la barra.

- Pues lo que te digo - dijo la que era rubia - no me gustan nada. Yo los veo tan, tan... no sé que no me espero nada bueno de ellos, con esa pinta.

- Tienes razón, es que sólo a ella se le ocurre hablarle. Con esos mejor no tratar no son de fiar - añadió la camarera.

- Es que todos esos de Sudamérica... todos eh! Peruanos, colombianos, ecuatorianos, los de Bolivia ... los de Venezuela... todos esos son mala gente, vienen todos a lo mismo.

En esto la camarera se percata de mi presencia, pido un café para llevar y paso de la magdalena, ya se me han quitado las ganas de comer. La rubia, la otra y la camarera continúan con su conversación mientras preparan mi café con leche en vaso de plástico.

- Pues a mi la verdad no me parecen todos tan malos - añade la otra mujer - hay de todo, supongo. Además con la vida que llevan.

- !Que va! Todos unos ladrones - dice la rubia - y falsos que si te pueden hacer daño zas.

- Bueno yo tengo una cuñada colombiana y es una mujer encantadora - dice la otra sin mucha convicción - pero tiene estudios.

- A mi los que me dan miedo de verdad son los chinos - tercia la camarera - 1 euro chica.

- Pues esos no me parecen tan malos - de nuevo la rubia.

- Bufff no sé son tan raros, tan cerrados.

- Bueno es que son de otra cultura, otras tradiciones, otro mundo - dice la rubia.

Yo me afano en coger el euro del fondo de mi bolsillo y salir de allí corriendo antes de que la cabeza me explote o me den ganas de matar la rubia, la otra y la camarera.

- Los invasores silenciosos que les dicen - apuntilla la otra y las tres se ríen.

- Ya pero los sudakas esos nada, lo peor creedme - sentencia la rubia y las otras asienten. Me giro indignada y salgo del bar. El café me sentó como un tiro y estuve toda la mañana con nauseas pero no culpo al café.

Hay días en los que una se harta de estar aquí. Simplemente.

5 comentarios:

Mauro dijo...

No te preocupes, gente idiota e ignorante hay en todas partes. No vale la pena dejarse afectar por ese tipo de comentarios. Yo ya aprendí y ahora me causan una mezcla entre gracia y pena. ^_^

Rebeca Sánchez dijo...

Ya Mauro pero a veces te pillan con la guardia baja y ...

además me jode especialmente teniendo en cuenta que Galicia es tierra de emigrante, que posiblemente tengan algún familiar emigrado o que ellas mismas en algún momento de sus vidas estuvieran fuera. Es algo que no me cabe en la cabeza.

Mauro dijo...

Yo nací en Argentina pero mi abuelo es de Galicia (Vedra) y ahora estoy aquí de vuelta en la madre patria. Y con estudios en curso! In your face abuelas ignorantes!

Hewl dijo...

Jajaja, zas, en toda la boca!
Lo malo es que no todo son abuelas... Yo he oido comentarios parecidos a gente bastante joven. Es muy triste.

Un telespectador más dijo...

En todas las partes cuecen abas, pero lo mejor que podemos hacer es ignorarlas, ya que no merece la pena malgastar tiempo con gente con ese pensamiento.

Saludos!

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