Parece que la CW ha encontrado su esencia de ser en las adaptaciones de cómics. Actualmente mantiene dos series basadas en cómics que funcionan y que han creado un universo propio en continua expansión, me refiero a The Flash y Arrow. Y a estos dos éxitos tenemos que añadir iZombie, creada en base al cómic homónimo por Rob Thomas (Veronica Mars) y Diane Ruggiero-Wright. La mano de Thomas se nota, hay muchas similitudes entre ambas series y durante los trece capítulos que forman la primera temporada de iZombie. Además, es entrañable ver a muchos alumnos de Neptune (Ryan Hansen, Percy Daggs III) visitando Seattle, ciudad en la que se desarrolla la historia de Liv Moore. Espero que de cara a la siguiente temporada gente como Francis Capra, Enrico Colantoni, Chris Lowell o la mismísima Kristen Bell se animen a conocer a Liv Moore.
iZombie nos sumerge en la historia de Liv (Rose McIver), una joven estudiante de medicina que tras asistir a una fiesta en un lago acaba convertida en zombie. La masacre del lago es una parte muy importante de la mitología de la serie y volveremos a ese momento varias veces a lo largo de la primera temporada. Liv, ahora una zombie, rompe con su vida anterior y consigue un trabajo en la morgue para poder acceder a su comida favorita: cerebros. En este punto he de deciros que iZombie no es una serie de zombies típica, aquí la mayoría de los zombies viven perfectamente integrados en la sociedad, mantienen sus trabajos, sus vidas y ocultan su apariencia zombie (pelo blanco, piel pálida) gracias al maquillaje. Liv tiene la suerte de tener un trabajo que le posibilita comer cada día pero el resto de zombies recurren a Blaine (David Anders), el villano de esta historia, quien crea un negocio de comida a domicilio basado en la necesidad de su exclusiva clientela. Ojo, que Blaine no solo proporciona cerebros a los zombies; también se dedica a convertir a la gente rica e influyente de Seattle que necesitará de sus servicios para poder alimentarse.
Pero iZombie no es solo una historia de zombies es también un procedimental policial. Cada vez que Liv come un cerebro adquiere rasgos de la personalidad de los muertos y tiene acceso a parte de sus recuerdos. Con esta información privilegiada se dedica a ayudar al detective Clive Babineaux (Malcolm Goodwin) investigando asesinatos. Claro que Babineaux no sabe que Liv es una zombie, cree que es una psíquica. El hecho de que Liv adquiera temporalmente rasgos del carácter de las víctimas ofrece mucho juego. Ella no desaparece dentro de esas personalidades como le ocurría a la Echo de Dollhouse, más bien añade esos rasgos a su carácter. Son un complemento que la convierten, dependiendo del cerebro, en una cheerleader todo amor y optimismo o en un sociópata o en un francotirador del ejército.
La única persona que conoce el secreto de Liv es Ravi Chakrabarti (Rahul Kohli), un médico inglés que trabaja como forense en Seattle. Desde el primer momento sabe que Liv es un zombie e intentará ayudar a nuestra protagonista a encontrar una cura para su enfermedad.
Esto es, a grandes rasgos, lo que nos propone la serie, una inteligente combinación entre géneros con personajes que van sumando fuerza y carisma a medida que nos acercamos al final de temporada. La premisa podía parecer algo tonta pero este batiburrillo funciona aunque le cuesta un poco arrancar y encontrar su propia voz. McIver, al principio algo rígida y despistada, se va soltando y a la altura del octavo capítulo ya está totalmente a gusto con su personaje y sus cambios de carácter.
Al igual que en Veronica Mars, el centro de la serie es otra rubia de armas tomar a la que no conviene hacer enfadar ya que podría entrar en modo zombie total. Liv es descarada, sarcástica y fuerte, mucho más de lo que ella cree. Pero no es perfecta, tiene dudas, miedos, momentos egoístas. Se comporta de manera natural y poco artificiosa. Su relación con Ravi está muy bien construida y recuerda mucho a la que Veronica tenía con Wallace. Liv aspira a volver a su antigua vida, a dejar de tener miedo y volver abrazar a su ex, Major, con el que rompió para mantenerlo a salvo. Quiere volver a conectar con su amiga y compañera de piso, quiere volver a pasar tiempo con su familia. Quiere una vida normal pero su condición de zombie es una gran limitación.
Puede que las casos semanales sean poco imaginativos y que se resuelvan con demasiada facilidad pero creo que de cara a la segunda temporada se pulirá este aspecto y la serie tomará una senda más dramática tras los acontecimientos del final de temporada. Durante sus trece primeros capítulos han construido una mitología bastante extensa con muchas ramificaciones y se han preocupado por perfilar a los personajes. Tras ese larga introducción, parece que tendremos un nuevo malo malísimo (Max Rager) y bastantes cambios en la vida de Liv ahora que más personas conocen su condición zombie.
A pesar de que la sombra de Veronica Mars es alargada considero que iZombie tiene la suficiente personalidad como para alejarse de ella y desarrollarse libremente. Con el tiempo puede que incluso dejemos de comparar ambas series.
2 comentarios:
Muy buena reseña.
Creo que la serie se ha beneficiado de tener 13 episodios, ya que los casos si que eran flojos pero, al ser la mitología interesante y tener un par de puntos dramaticos la temporada ha conseguido mantener el interes. Además creo que ella tiene carisma y el villano mola mucho. A ver si como dices pulen los defectillos en la segunda temporada.
Gracias por el comentario. Coincido en que, sin ser nada del otro mundo y con unos cuantos fallos, la serie consigue mantener el interés. Claro que si hubiesen sido 22 epis la serie se haría soporífera. Liv tardó en despegar pero cuando la actriz le cogió el punto al personaje la serie ganó, ella es la protagonista y necesitaba tener más carácter, más fuerza. El villano está bien pero se ha trabajado poco, me recuerda a Spike (Buffy The VAmpire Slayer) pero le falta la chulería y mala hostia que tenía el vampiro. Espero que la segunda temporada mejore
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