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jueves, 18 de febrero de 2010

Tú sobras (personajes que no aportan nada)

Hay personajes que no tienen razón de ser, que están ahí por sabe Dios que motivos ocultos. Son personajes que personalmente no me aportan nada y que creo firmemente que entorpecen la evolución de las historias. Además suelen ser particularmente odiosos.

Un pequeño ejemplo:


Mark Bendford de Flashforward. Toda la serie sería mejor sin él. Este hombre no aporta nada, en serio nada a la serie. Hasta su flashforward es innecesario, seguramente las agencias se pondrían a investigar lo sucedido si Mark no diera la brasa. Además es incapaz de interactuar correctamente con los demás personajes ni de hacer nada creíble o lógico dentro del desarrollo de la historia.

Claire en Perdidos. Su misión en la isla era parir a Aaron, una vez hecho deberían habérsela cargado porque no aportó absolutamente nada nuevo a la serie más allá de un par de grititos y una mirada vacía cuando le dijeron que Charlie había muerto. Es más durante la quinta temporada me importó un rábano no verle el pelo durante varios capítulos, me hacía la vida más fácil. Ahora nos la han puesto en plan Rousseau... y... en fin, que para mi estaba mejor muerta.


Trece en House. No vale para nada. Al menos Cameron le daba caña a House a nivel moral pero esta mujer lo único que hace es poner cara de intensa, muy mal por cierto, y lucir palmito. Ni siquiera es buena médico. Aún recuerdo cuando por su culpa murió un paciente por no haberse tomado unas pastillas y a pesar de eso House la contrata. ¡Tongo, tongo y mil veces tongo!. Y desde que la liaron con Foreman peor. Que se muera de una vez y que deje la serie a los que realmente valen, a saber, House, Wilson y Cuddy.

Angela en Bones. Puede llegar a entender que la tuvieran hasta la cuarta temporada, su lío con Hodgins no estuvo mal pero una vez rota la relación podrían enviarla a un viaje alrededor del mundo de carácter indefinido. Esta mujer, a parte de estar para liarse con todos los que pasen por el Jeffersonian, no hace nada digno de mención en la serie. Además no soporto ese rollito de estupenda mística liberal que se trae. Ni siquiera entiendo como puede ser amiga de Brennan siendo ella tan racional y Angela tan petarda.

Cualquiera de CSI Miami, Horatio puede con todo. Es más, que despidan a todos los actores de las otras franquicias que él solito puede triangular asesinatos entre Miami, New York y Las Vegas.

Quinn en Dexter. Soy grande y tonto. Parece el lema de este hombre. En teoría vendría a suplir el hueco dejado por Doakes pero... al menos aquel era listo porque Quinn deja bastante que desear. No es buen poli, no sabe elegir a sus novias, no sabe controlar su carácter y la serie sin él podría seguir funcionando perfectamente.

Dawson en Dawson Crece. Lo de este chico fue grave. Tenía una serie con su nombre pero en realidad a todos nos importaba bien poco lo que le pasara. Era un plomizo y con el tiempo la serie se convirtió en Pacey madura, Dawson perdió protagonismo, adeptos e iniciativa. Su personaje se limitaba a ir y venir gimiendo por las esquinas y rezando a Spielberg. Sin él todo hubiese sido mucho más interesante.


Harriet Hayes de Studio 60. Insulsa, cansina y ególatra. Lo tenía todo la pava para ser odiada pero es que ni siquiera eso, era como un fantasma, daba igual, la veías pasar de aquí para allá diciendo cosas que no importaban, intentando ligarse a Matthew Perry mientras este hacía lo imposible por sacar a flote el programa. Era la menos relevante de todo el elenco, secundarios incluidos.

Pitz en Verónica Mars. ¿ A alguien le importaba este personaje? Es más este hombre no debió pasar de ser un tipo anecdótico al que le robaban las cosas, Veronica resuelve el caso y nunca más se lo vuelve a cruzar. Si es que no hacía nada, absolutamente nada. Vale, miraba a Verónica pero para eso ya estaba Logan. Un auténtico sin sentido de personaje.

viernes, 13 de marzo de 2009

La variedad sexual en la pequeña pantalla

Como ha cambiado la televisión, como han cambiado las series, como han cambiado los personajes. Lejos quedan los tiempos en los cuales los personajes gays eran una caricatura colocada para provocar la risa fácil, no eran personas eran un recurso. Aunque no siempre se les usaba como cubo de risas también valían para ser los malos inculcando en el imaginario colectivo la idea de que los homosexuales eran seres perversos y oscuros. Eso también ha cambiado gracias a Dios. También se les usaba como saco de golpes, es decir, todo lo malo de la trama les sucedía a ellos: sufrían ataques (consecuencia de ser gays), eran infelices (no encontraban el amor) se morían de algo (generalmente sida)... vamos que durante mucho tiempo era una auténtica putada ser el personaje gay de una serie, eso si lo había.

Por suerte de un tiempo a esta parte la aparición de personajes gays y lesbianas se ha hecho más natural mostrando a personajes creíbles alejados de los estereotipos sórdidos, ridículos y malintencionados con los cuales se les etiquetaba.

Se considera que fue la serie Espionaje del año 1964 una de las primeras series en horario de máxima audiencia en incorporar un personaje homosexual. En los años setenta Billy Crystal (jovencísimo) tuvo el honor de interpretar al primer personaje gay protagonista de una serie semanal en Soap, llamada aquí Enredo. Sin duda alguna uno de los mejores papeles que ha tenido este cómico. Era Jodie un joven alegre, simpático y encantador que vivía cómodamente su homosexualidad y que era aceptado por su familia. Su personaje vivió situaciones como la discriminación o la lucha por la custodia de su hijo.

Los ochenta no fueron tan amables con los personajes homosexuales, la era Reagan y el sida crearon un entorno generalizado de rechazo y miedo. Una muestra muy clara de esta paranoia es el enorme revuelo que causó la serie Thirtysomething (Treintaytantos) a finales de la década cuando mostró a dos hombres en la cama.

Los noventa se presentaban más esperanzadores. Melrose Place creó al personaje gay por antonomasia, del que supongo que todos nos acordamos, prototipo del saco de golpes. Doug Savant las pasaba putas en Melrose únicamente por ser gay pero era un personaje muy humano, buena persona y nada exagerado que abrió el camino a muchos más.

Las tramas de los personajes homosexuales por lo general eran bastante tópicas eso cambió a mediados de los noventa.

En la serie de culto My So Called Life (1994) se muestra la cara menos amable de la sociedad ante los homosexuales, el actor Wilson Cruz que en la realidad había admitido ante sus padres que era gay durante una Nochebuena y estos ni cortos ni perezosos lo echaron de casa aprovechó su experiencia para componer a Rickie un adolescente gay que sufre muchísimo por su condición. No sé si tuvisteis la suerte de ver esta serie, si no fue así os la recomiendo porque es una pequeña joya. Su tono no era amable, sus jóvenes sufrían las trampas de la adolescencia en una gran ciudad americana y dejaba una sensación de pesar, de incomodidad en el espectador. Muy recomendable.

Durante la segunda temporada de Dawson Crece el personaje de Jack (Kerr Smith) descubre su homosexualidad, fue un adolescente con una vida amorosa bastante intensa y hasta tuvo el honor de ser el primer beso homosexual entre adolescentes que se vio en televisión. Aquello fue en 1998, no queda tan lejos.

Pero faltaban las lesbianas. Creo que el primer ejemplo de pareja lesbiana que vi fue en Friends. Eran Susan y Carol. La ex-mujer de Ross y madre de su hijo y la nueva compañera de ésta. Eran dos personajes secundarios pero se trataba con total normalidad que el niño tuviera dos madres, no creaba traumas, no ocasionaba grandes dramas. La segunda relación entre mujeres que vi, y que dio muchísimo que hablar fue en Buffy; Willow y Tara. Su beso hizo correr ríos de tinta y aquel episodio donde la música servía de excusa para una relación y un orgasmo ni te cuento. Me encantaba esta pareja.

Luego llegaron las series con personajes homosexuales protagónicos: Ellen (1997) que usó su serie para hablar públicamente sobre su sexualidad. Will & Grace (1998) donde tanto Will como Jack eran gays. Will era un personaje alejado del ideario marginal sobre la homosexualidad. Era un hombre culto, inteligente, con un buen trabajo, un buen piso, bien situado socialmente y amistades. Con el nuevo milenio aparecieron las series sobre comunidades de homosexuales por un lado la gay de Queer as folk, donde se aborda la parte política de la sexualidad cuando luchan contra una propuesta limitadora para el colectivo homosexual ; y por otro lado la lésbica de The L word.

Otros personajes homosexuales que nos ha dado la pequeña pantalla:

Smithers en Los Simpson, el asistente personal del señor Burns, enamorado hasta los huesos de su jefe y coleccionista de Stacy Malibu.

David Fisher en A dos metros bajo tierra. David vivía reprimiendo su sexualidad, le cuesta mucho aceptarla. Aún así su relación con Keith es una de las más conmovedoras y realistas que he visto en la televisión en mucho tiempo.

Andrew Van de Kamp, un pequeño cabrón que usa su homosexualidad contra su madre. A Bree le costó mucho aceptarlo pero creo que ahora más o menos lo lleva bien.

Stanford, el mejor amigo de Carrie en Sexo en Nueva York. Moderno, superficial, con mucha pluma y en busca del hombre perfecto. Compartía cosmopolitans y cigarrillos con la columnista. en la misma serie tenemos a Anthony, directo, italiano, pasional y divertido. Totalmente opuesto a Starnford. Anthony se encargaba de organizar bodas, apareció cuando organizó la primera boda de Charlotte.

En cuanto a personajes bisexuales 13 en la serie House, como curiosidad decir que previamente la Olivia Wilde ya había interpretado un personaje bisexual en The OC. T-Bag en Prison Break. Jack Harkness pero a este le podíamos dedicar un capítulo a parte, considerémoslo omnisexual. Angela Montenegro también (este me pilló por sorpresa) y no podemos olvidar al pequeño Stewie Griffin.

A las series españolas tardaron un poco más en llegar los personajes homosexuales pero tenemos varios ejemplos: Fidel en Aida, Esther y Maca en Hospital Central, Diana en Siete Vidas, Mauri y Fernando de Aqui no hay quien viva. Seguro que me olvido de alguno.

lunes, 9 de marzo de 2009

Cantad malditos, cantad

Los karaokes despiertan sentimientos encontrados en mi, desde la más absoluta repulsión pasando por la admiración de quienes se atreven a ponerse delante de un puñado de desconocidos a cantar hasta la lástima por esas mismas personas, el desprecio, la curiosidad. A mi me cuesta horrores plantarme en un karaoke y cantar, si voy tengo que estar considerablemente borracha y cantar en grupo, nada de lanzarme a romper tímpanos ajenos como un triunfito cualquiera.

La historia de este invento condenadamente reciente empieza en Japón, cosa que no me extraña, esa gente carece de sentido del ridículo. ¿A qué viene esto? Bien, acabo de terminar la segunda temporada de Angel (ya comentaré impresiones otro día) y empezar la tercera. Un personaje que poco a poco ha ido cogiendo protagonismo en la serie es Lorne, un demonio verde con cuernos que regenta un bar-karaoke que es una especie de santuario para demonios. Mirad esto vídeos de Lorne y Angel cantando.







Así que he recogido una pequeña selección de momentos de karaoke realmente memorables:

En primer lugar uno de la serie Dawson Crece con los niñitos de Capeside cantando un blues sobre lo perra que es la vida.

En segundo lugar a nuestra detective favorita Veronica Mars cantado una de Blondie.

En tercer lugar ALERTA SPOILERS un video de Bones de la tercera temporada. No pude encontrar un clip decente de Emily Deschanel cantando pero se ven trocitos y se la escucha en algún momento.

En cuarto lugar una de las escenas de cine más famosas de los últimos tiempos, Bill Murray en Japón con Scarlett Johannson cantando de forma cutre y lastimera. Sencillamente genial y por último el que más me gusta porque me siento muy identificada la pobrecilla Cameron Díaz en La boda de mi mejor amigo aullando en un karaoke con su prometido y una Julia Roberts que era una auténtica perra.














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