miércoles, 5 de octubre de 2016

El orgullo del viejo oeste

Volvemos al condado de Absaroka donde parece que el tiempo se ha detenido por puro capricho, donde todo se hace igual que antes, donde la ley la impone -a su manera- el sheriff. Sin embargo, las cosas están cambiando en el condado, el casino atrae a grandes promotores inmobiliarios y a la mafia irlandesa. El lugar se llena de drogas y prostitución mientras que el sheriff yace en el hospital tras ser tiroteado en su casa con su propia escopeta. Las cosas están cambiando en Absaroka, para bien o para mal, y Walt Longmire intenta, sin éxito, frenar eso que algunos llaman progreso. 

La quinta temporada de Longmire puede considerarse de transición hacia lo que espero sea una apoteósica y épica sexta temporada. Mientras profundizaban en los vínculos que unen (o separan) a los personajes, los diez episodios de esta entrega han plantado las semillas de tramas que acabarán de madurar el próximo año. Walt, cegado por el orgullo y por un mal entendido concepto del honor, se ha quedado sólo. Su obsesión con Nighthorse, su impulsividad, su manera de hacer y ver las cosas, le han pasado factura: Cady ya no confía en él, se ha peleado con Henry, está a punto de perder su empleo y nadie en el ayuntamiento le apoya. Es su momento más bajo y, para colmo, puede perder algo más que su trabajo, puede perder esa cabaña en medio de la inmensidad de Wyoming que simboliza su libertad e individualidad. 

La sexta temporada, aún por confirmar, huele a cierre, a despedida. En su momento, Netflix recogió un procedimental con carácter y apostó por transformarlo en una historia épica sobre un hombre que tendría que haber nacido hace 200 años. La jugada fue arriesgada pero los fans estamos más que encantados con el resultado. Aunque sigue manteniendo la fórmula de los casos episódicos, se ha trabajado muy duro en la serialización de la serie y en la evolución de sus personajes; un ejemplo sería Ferg, ese secundario simpático que servía de desahogo cómico ha tenido un viaje personal consistente e interesante que le permitió ser el eje de uno de los mejores capítulos de la temporada, Pure Peckinpah (5x05). 

La única pega que le pongo a la temporada es la duración de los episodios. Netflix suelta alegremente capítulos que oscilan entre los 50 o los 70 minutos sin orden ni concierto, algunos capítulos hubiesen mejorado con algo menos de metraje. 

El carácter de Absaroka

Todos los personajes han tenido arcos deslumbrantes y complejos, arcos que les han llevado a crecer en solitario ante el espectador atento. Cady se ha independizado, ha sufrido y se ha sacrificado por un trabajo que cree importante ganándose, con ello, la aceptación de la gente de la reserva. Henry ha intentado hacer lo correcto en todo momento pero su relación con Walt se ha resentido. Vic se ha enfrentado a su particular demonio y puesto algo de orden en su vida. 

La historia de Walt se desarrolla en tres frentes: la demanda legal, su relación con Donna y su enfrentamiento con la mafia irlandesa que opera en Absaroka atraída por el dinero fácil del casino de Jacob Nighthorse. El solemne y tranquilo Walt se viene abajo, su imagen pública está por los suelos y hasta sus enemigos se atreven a retarle seguros de la victoria. Siendo honestos, Walt ha cavado su propia tumba. Durante cuatro años, Longmire ha cocinado a fuego lento el rencor de Walt hacia Jacob Nighthorse, y este año, ese rencor se ha traducido en una obsesión que le ha llevado ante el botón de autodestrucción. Humanizar al sheriff ha sido un acierto, verlo como un hombre con defectos, emociones y problemas lo acerca más a la tierra y nos da otra perspectiva del personaje. 

Cady, por fin, ha tenido un arco interesante, a la altura de su importancia dentro de la serie. Ya era hora de que el personaje pudiese demostrar su valía; su trabajo en la reserva, el tiroteo en su casa y su relación con Nighthorse nos han mostrado la versatilidad de Cassidy Freeman como actriz y todo el potencial de un personaje que, hasta el momento, siempre había estado al servicio de la historia de Walt. Que conste que yo sigo emperrada en emparejar a Cady con Henry pero los guionistas no me hacen caso.

Una de las mayores virtudes de esta temporada ha sido constatar que tanto Nighthorse como Mathias no son personajes planos ni villanos de cartón piedra sino que son seres complejos, con motivaciones mucho más sugestivas de lo que parecían en un principio. Personajes que se mueven en un mundo de grises que abre y explora propuestas narrativas y evolutivas de gran calado. 

Este años todos os hilos temáticos se han entretejido de madera satisfactoria evidenciando que estamos ante una serie madura y compleja que sabe muy bien qué quiere contar y cómo quiere hacerlo. El final de temporada, con todas las tramas precipitándose hacia un punto de no retorno que deja a los personajes indefensos ante la virulencia de los acontecimientos, es una gozada para el seguidor de Longmire que sabe, que espera, que necesita, una puntada final para completar el tapiz del condado de Absaroka.

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