La semana pasada paseándome por la Fnac de Madrid, como odio que en Santiago no tengamos uno, me topé con dos libros que al instante compré y que devoré en el trayecto de tren entre la capital y mi Santiago añorado.
El primero de ellos es de Max Brooks autor de Guerra Mundial Z, obra de la que ya hablé hace unos meses. Ese era su segundo libro, así que es lógico que me comprara su primer libro para estar bien preparada cuando los zombis aparezcan. Se titula Zombies: Guía de supervivencia. Protección completa contra los muertos vivientes. Blanco y en botella: leche. Así que más claro no puede ser. Estamos ante una guía para poder sobrevivir a la inminente invasión zombie.
“Los muertos están entre nosotros. Zombis, gules -sin importar su etiqueta-, estos sonámbulos suponen la mayor amenaza para la humanidad, aparte de la humanidad en sí misma. Llamarlos a ellos depredadores y a nosotros víctimas sería impreciso. Son una plaga, y la raza humana es su huésped.”
Se dan consejos y pautas a seguir desde que equipo de supervivencia tener preparado en casa, a como atrincherarte en una casa de dos pisos, que tipos de terrenos son mejores para la supervivencia, las armas más efectivas, como aprovisionarnos en caso de invasión. Así mismo aparecen recogidos al final de la guía y por orden cronológico todos los ataques zombies documentados que se han sucedido a lo largo de la historia.
El libro resulta cuanto menos curioso. Disfruté mucho más con Guerra Mundial Z eso tengo que decirlo. Este libro me resulta demasiado ¿cómo decirlo sin que suene mal? realista. MB se tomó muy en serio la idea de la amenaza zombie, debió de verse todas las películas del género y luego leerse cientos de manuales de caza y supervivencia porque el libro recoge hasta el más mínimo detalle sobre el uso de armas, construcción de defensas, autodefensa, supervivencia, etc... se hace un poco repetitivo.
Aunque si te empiezas a plantear que si algo similar pasara te das cuenta, leyendo la guía, de que no estás preparado para sobrevivir y que en poco tiempo terminarías cayendo. Personalmente no tengo ni pajolera idea de técnicas de supervivencia ni rastreo ni de como atrincherarme, tampoco soy capaz de vivir sin mi consola, el móvil o la seguridad absoluta de que nunca me faltará comida en la nevera. Así que leyendo el tipo de terreno más favorable o la lista de cosas que llevar si te desplazas me daba cuenta de mi inutilidad. ¿Con esto qué quiero decir? que el libro está muy bien documentado, muy bien trazado y tiene una lógica aplastante, obviando el tema zombie, es un auténtico manual de supervivencia para situaciones extremas.
Los capítulos que componen el libro son los siguientes: Los no muertos: mito y realidad, Armas y técnicas de combate, Defendiendo, Huyendo, Atacando, Vivir en un mundo no muerto, y Ataques registrados. Al final del libro hay un Diario del brote en blanco que puede serte de utilidad cuando surja un brote cerca o lejos de nuestra casa. Así estaremos preparados para lo peor.
Como curiosidad, en la última página de libro pone: “Zombi. Guía de supervivencia se acabó de imprimir en Córdoba el 9 de septiembre de 2008 como respuesta a la amenaza de un ataque inminente de los muertos vivientes.”
El segundo libro que me compré es Dexter en la oscuridad de Jeff Lindsay, tercero de la saga de nuestro asesino en serie predilecto. SPOILERS
En este libro nos topamos con un Dexter relajado, en principio. A punto de casarse con Rita y de irse de luna de miel a París. Mientras los pequeños e inquietantes hijos de Rita exigen de Dexter que les enseñe el oficio. La relación que se establece entre el protagonista y estos dos pequeños futuros monstruos es bastante surrealista.
Ya sabemos todos que Dexter terminó convirtiéndose en un monstruo debido a su traumática experiencia infantil pero el trauma de los dos niños de Rita no es comparable a lo sufrido por Dexter así que no entiendo como han terminado convertidos en pequeños Damians sedientos de sangre.
Por otro lado tenemos a Deborah que, aún sabiendo el horrible secreto de su hermano, mantiene la boca callada porque le conviene. Mientras intenta que su novio se recuperé.
Nos encontramos de nuevo con Doakes, pobrecillo. Aunque su aparición me parece una tontería porque no aporta nada a la historia, más allá de hacernos recordar que el policía no soporta a Dexter porque sabe lo que es.
Dexter sigue hablando consigo mismo, analizándose a cada paso que da pues algo raro ha sucedido, su Oscuro Pasajero, esa voz interior que le guía y le incita a matar ha desaparecido, se ha ido tras el hallazgo de dos cuerpos quemados y decapitados en una especie de rito satánico. Dexter se siente desconcertado ante la ausencia de su compañero, así que empieza a plantearse qué es el Oscuro Pasajero, de dónde viene, como surgió, por qué ha huido.
En esta novela Dexter sufre más que en las anteriores porque todo en lo que se ha fundamentado desaparece: su intimidad al irse a vivir con Rita, la tranquilidad al estar pendiente de los dos pequeños sádicos, su anonimato porque Deborah sabe lo que es, su coraza indestructible porque su guía espiritual ya no está. Dexter está a la deriva y por si eso no fuera bastante alguien le persigue. Alguien lo está vigilando, alguien lo empuja hacia el miedo, la duda, la pérdida del control. Y por primera vez en mucho tiempo Dex tiene miedo.
¿Si me gustó? No tanto como los dos anteriores. ¿Por qué? porque el rollo de que el Oscuro Pasajero es algo místico y su conexión con un culto a un antiguo Dios, no recuerdo el nombre, me parece una forma estúpida de explicar el desequilibrio y la necesidad homicida de Dexter. ¿Qué oye tambores en su cabeza? ¿qué tiene pesadillas? es lógico, mata gente, es un psicópata; pero que el autor me diga que es porque está en sintonía con el malvado Dios que exige sacrificios humanos me parece una tomadura de pelo.
Esperaremos al cuarto libro, a ver si las cosas vuelven a su cauce normal y se dejan de tonterías esotéricas.
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