Tengamos en cuenta que estamos ante una franquicia que empezó allá en los sesenta cuando a Gene se le ocurrió la idea de la nave estelar Enterprise. Luego a partir de 1979 las películas y van !once!. Que hay millones de fans en el mundo de la saga que no perdonarán un fallo o una reinterpretación, que Star Trek es más que una serie, es un fenómeno cultural que ya forma parte de la historia. Vamos, que tenían una gran responsabilidad cuando se decidieron a poner a punto esta vieja máquina. Esta nueva película podría definirse como una precuela la serie pues nos narra los orígenes de nuestros héroes y de como Kirk llegó a hacerse capitán de la nave.
Estamos, aunque muchos no lo crean, ante una película buena desde el principio hasta el final, que en ningún momento decae y que va in crescendo, lento pero seguro sin caer en diálogos absurdos ni tramas simplonas. Parece increíble pero cierto.
Esto es un inicio así que muchos sabemos de antemano que sobrevivirán, que Spock y Kirk se convertirán en grandes amigos “una amistad que os definirá a ambos” se dice en un momento del filme... eso no resta emoción ni calidad a la película. Da igual, la disfrutas porque aunque conozcas la historia estamos ante un nuevo comienzo y en parte todo es nuevo. Aquellos que no sepan nada de Star Trek ¿esto es posible? Disfrutarán igualmente.
En los primeros minutos de la película se nos muestra como el padre de nuestro futuro capitán Kirk salva heroicamente a 800 personas del USS Kelvin antes de morir, entre ellos a su esposa y su hijo recién nacido. Un derroche visual y emocional que nos pone en marcha a trecientos por hora. Desde aquí todo viene rodado. Kirk de joven, un chico rebelde con múltiples aptitudes se alista en la Federación Espacial como lo hiciera su padre ante el reto que le lanza el capitán Pike de ser mejor que su progenitor. También conoceremos los orígenes del otro gran protagonista de la saga, Spock el mestizo, medio vulcaniano media humano no pertenece a ninguno de los dos mundos y nunca podrá integrarse plenamente en ninguno. Esto es la primera parte de la película.
En cuanto se suben al Enterprise empieza la segunda parte, que es mucho más divertida y emocionante. Allí es donde por fin se reune todo el conjunto mítico de la Enteprise Kirk, Spock, uhura, McCoy, Chekov, Sulu y Scotty. Todos deberán unir sus fuerzas e ingenio para luchar contra el malvado y mortifero Nero, un romulano en busca de venganza a través del tiempo y del espacio. Tal es su sed de venganza que destruye Vulcano y espera hacer lo mismo con todos los planetas de la Federación.
Efectos especiales grandiosos que no ensombrecen ni entorpecen la historia. Da gusto seguir los pasos de Spock por los pasillos, subiendo en el ascensor hasta el puente de mando en ese travelling que te hace sentirte dentro de la nave espacial a punto de surcar el espacio para llegar a donde ningún otro hombre ha llegado antes.
El guión no es infalible, vamos que a poco que te pongas a pensar tiene más agujeros que un campo de golf pero da igual, lo bueno de la película es que no te toma por idiota, respeta y mima a sus personajes y es un vehículo de entretenimiento perfecto en una época donde ni siquiera indiana jones es sagrado. Seamos un poco magnanimos con los saltos temporales y los incongruencias. Si podemos vivir con ello en Lost también podremos en esta película.
Hablemos de los actores. Junto a caras conocidas para los papeles testimoniales como Ben Cross (papá Spock), Winona Ryder (mamá Spock) tenemos a secundarios solventes como Eric Bana interpretando al malvado Nero, aunque me parece que solo se limita a gritar y poner cara de mala hostia, o Bruce Greenwood como el capitán Pike. Y luego el elenco protagonista. Chris Pine no me parecía la mejor opción para Kirk pero es perfecto, su estilo chulesco y macarra, entre lo tierno y lo gamberro encaja con la idea de héroe despreocupado y aventurero que siempre ha rodeado a Kirk.
Zachary Quinto está estupendo como Spock, sus movimientos, su ritmo, su voz (obligado visionado en v.o), el momento en el que habla con su yo futuro (Leonard Nimoy ahí le tenemos again) es como mirarse en un espejo con un reflejo de ciento cuarenta años. La más sentida y abrumadora despedida de Spock “larga vida y prosperidad” hacia un yo más joven, sabiendo todo lo que sabe, conociéndose como se conoce. Quinto ya me encantaba como Sylar, ahora tengo renovados motivos para seguirle. Aunque no me esperaba que tuviera un rollo con Uhura, eso si me ha pillado desprevenida, pero me ha gustado mucho.
Nyota Uhura (Zoe Saldaña), Pavel Chekov (Anton Yelchin), Hikaru Sulu (John Cho), Leonard ‘Bones’ McCoy (Karl Urban) y Scotty (Simon Pegg).Están más que correctos en sus papeles, pero a mitad de la trama es como si desaparecieran siendo fagocitados por Kirk-Spock. Imposible escapar a la potente atracción de estos dos personajes. Aunque me ha resultado muy entrañable ver a Simon Pegg en la película. Este tío me encanta. Y aunque sale poco y no dice mucho es un placer verle pulular por una gran producción con cara de “no me puedo creer que esté aquí”.
Los momentos más impresionantes de la película son cuando aparece la nave romulana, increíble monstruo espacial capaz de dejar a todos con la boca abierta. Cuando el Enterprise se esconde en las lunas de Saturno, preciosa imagen emergiendo del polvo espacial con los anillos en segundo plano y por supuesto Leonard Nimoy. Todo él. Sobretodo cuando se encuentra con su yo pasado.
Lo peor. Eric Bana me parece muy desaprovechado. Es un gran actor y aquí simplemente está. Una lástima. ¿Se convertirá en el Khan de esta nueva era?
Espero ansiosa a que realicen una segunda película, eso sí respetando al equipo que ha participado en esta maravilla para que se mantenga la calidad de un producto que si saben explotar sabiamente puede dar muchas alegrías a los fans y dividendos a las productoras.
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