A veces sucede, pasa que ves un piloto y te gusta, te encanta, los disfrutas enormemente pero por a o por b después no sigues viendo la serie, no tienes tiempo, surgen otras series, te enganchas a un videojuego, tienes que ver a los amigos y la abandonas, con la sana intención de volver a verla y volver a disfrutar pero pasa el tiempo, mucho tiempo, la serie se acaba, es brutalmente cancelada y el tiempo sigue pasando. Lees muchas opiniones, casi todas favorables, te vuelve a picar la curiosidad porque ya casi la habías olvidado. Una tarde aburrida en casa te decides y empiezas de nuevo a ver la serie.
El piloto te hace sonreir como la primera vez, recuerdas pequeños detalles, los colores, los personajes. Te vuelve a enganchar, y continuas. Ves el segundo episodio y el tercero y el cuarto.... sin darte cuenta te ves la temporada completa.
Eso me ha pasado con Pushing Daisies, ahora estoy a punto de terminar la serie y no quiero seguir viéndola, no quiero despedirme del Pie Hole ni de esas tartas (que pintaza que tienen) ni de los colores, los muertos, el dedo mágico de Ned, la pequeña Olive Snook, las borderías de Emerson... no quiero dejar a las tías Vivian y Lilly ni despedirme de Chuck. Todo termina, es inevitable, pero considero que la cancelación de Pushing Daisies está entre las mayores putadas que nos pudieron hacer a los que nos gustan las series.
Pushing Daisies era un serie especial, mágica, una suerte de fusión entre Amelie y Big Fish de Tim Burton. Una delicia visual para espectadores sibaritas. Tal vez ese era su mayor defecto, ser demasiado única, demasiado especial tanto que no logró conectar con los espectadores y demasiado para poder desarrollar bien la trama. La idea de base es muy original pero tremendamente complicada a la hora de hacerla evolucionar. A pesar de eso era todo un espectáculo que debería ser visto por lo menos una vez.
Una voz en off, constante a lo largo de la serie, nos ponía en antecedentes, nos narraba como en un cuento de hadas los acontecimientos, ponía voz a las emociones más profundas de los personajes o nos mostraba las repercusiones de los actos de los mismos. No soy muy partidiaria del uso de la voz en off, sobretodo cuando es constante como en esta serie pues puede llegar a cansar sin embargo era un mal menor y la verdad aportaba dinamismo y toques de humor a la narración.
Luego era evidente que visualmente estábamos ante una maravilla, esos colores, los diseños, el vestuario... un simple vistazo a una imagen o a unos segundos de la serie bastan para darnos cuentas de que la estética era muy diferente a todo lo que habíamos visto antes en televisión.
Sin embargo lo más importante, lo que más me ha gustado de esta serie han sido los personajes. Todos y cada uno de ellos me han enamorado.
Lee Pace que interpretaba a Ned, el pastelero cuyo don, a parte de hacer unos exquisitos pasteles, es devolver la vida con un sólo toque. Ned que está enamorado de Chuck hasta la médula, así que cuando la reencuentra muerta decide resucitarla para siempre, olvidándose de la regla del minuto, así pues otra persona muere para suplir el lugar de Chuck. Ned descubrió su don de niño cuando su perro Digby murió atropellado, Digby aún le acompaña pasados 20 años cosa que me plantea algunas cuestiones: ¿una vez resucitado dejas de envejecer? Porque el perro tenía tres años cuando fue resucitado, han pasado 20 así que tiene 23 y no hay ningún perro que viva tanto.
El personaje de Ned tiene bastantes carencias afectivas, su madre murió cuando era pequeño, su padre lo abandonó en un internado y descubrió de la forma más traumática posible que tenía otra familia y otros hijos a los que con el tiempo Ned conocería y con los que establecería una bonita y curiosa relación.
Ned se convirtió en pastelero porque hacer tartas era la forma que tenía en el internado de reconectar con su madre y no sentirse tan solo y desamparado, además su don le permite tener siempre fruta en su punto para preparar sus deliciosas tartas.
Anna Friel es Chuck, la turista solitaria, la chica que muere en un crucero y es resucitada por Ned. La vecinita de al lado que de pequeña jugaba con Ned y cuyo padre murió porque Ned resucitó a su propia madre sin comprender muy bien su poder. Huérfana se fue a vivir con sus tía Vivian y Lilly, se dedicó a ellas, a sus abejas y la miel, a leer y aprender idiomas, a soñar con aventuras y joven, muy joven murió. Sin embargo una vez resucitada por su principe azul decide vivir intesamente, amar a Ned, ayudarle con los casos de asesinato que resuelven con el detective Emerson Code.
Chuck es dulce, divertida, alegre, aunque a veces se me hacía un pelín cargante porque me parece que abusa demasiado del pobre Ned. Me enfadé mucho con ella cuando resucita a su padre sin decírselo al pastelero.
El amor puede adoptar muchas formas y todas preciosas a su manera, pero la de Chuck y Ned es realmente unica.
Chi NcBride es Emerson Cod, detective privado socio de Ned. Me encanta Emerson porque hace punto y libros en 3D, porque se siente incómodo ante las continuas conversaciones de pareja de NEd y Chuck, el no quiere tanto pasteleo, valga la redundancia, delante de sus narices; porque su madre también es detective y le enseñó todo lo que sabe. Emerson tiene muy claro que lo que quiere es dinero y ganarlo de forma fácil implica relacionarse con Ned, Chuck y Olive. Con el tiempo veremos como la asociación con Ned da paso a la amistad y también como acoge bajo su ala a ese pajarillo cantor llamado Olive. Sus momentos dúo detectivesco son de lo mejor de la serie.
Emerson lleva camisas horribles, se trae un rollo muy raro con una adiestradora de perros, busca a su hija perdida de siete años y le gusta mucho el pastel de ruibarbo. Además es la voz de la razón en la cabeza de Ned.
Los casos que deben resolver son de lo más variado pero hubo dos que me encantaron, el del criador de perros, por la forma de morir tan absurda del tipo; y el de los payasos mira que me reí cuando empezaron a sacar payasos y más payasos del coche.
Olive Snook. La mejor. Bajita, rubia y pizpireta; la camarera del Pie Hole, profundamente enamorada de Ned y generalmente la encargada de cuidar de Digby. Olive tiene unos vestidos geniales y una voz angelical. Es sorprendente cada vez que canta, son pocos momentos pero quedan genial dentro de la historia, aquí os dejo uno. Este año la actriz Kristin Chenoweth ganó el Emmy a la mejor secundaria.
Con el tiempo entrará en una dinámica divertidísima con Emerson Cod y les ayudará en algunos casos. Encontrará el amor pero no el que ella esperaba. Además tiene un cerdo como mascota ¿cómo no la iba a adorar?
Y por último pero no menos importantes las tías Lilly y Vivian. Las adoradas sirenas doradas, extravagantes, antisociales y el punto de tristeza y soledad de la historia. Siempre encerradas en su hogar, siempre solas. Una demasiado inocente, la otra demasiado retorcida, porque la tía Lilly se las trae.
Descubriremos mucho de ellas a lo largo de la serie pero lo más importante es que Lilly es la madre de Chuck, noticia que Chuck se toma bastante bien la verdad.
En definitiva, estoy a dos episodios para el final y sé que no es cerrado. Odio eso, a mi me gustan las cosas bien atadas pero da igual, se lo perdono porque después de todo lo que me han hecho disfrutar no puedo decir nada malo de Pushing Daisies. No soy capaz. La echaré de menos, siempre se van las mejores.
4 comentarios:
Menuda maratón yo voy poquito a poquito con ella, pero me maravilla tanto como a tí, y clavas todas las comparaciones cinematográficas, una pena su cancelación, como me gusta el Bryan Fuller de Wonderfalls y Pushing Daisies.
pero este hombre esta gafado pk le cancelan todo
Es una serie adorable, para mi una de las grandes aunque haya durado tan poco, pero lo que disfruté de ella no me lo quita nadie (sobretodo en la segunda temporada).
Y bueno, no tengas miedo, que el final te dejará buen sabor de boca. Una lastima no poder seguir disfrutando de ella, ahora que atravesaba su mejor momento.
Saludos!
La serie es maravillosa. A mí también me costó ponerme con los últimos episodios, porque no quería que acabara.
Sin embargo, aunque el final no es cerrado, si es concluyente. No sé cómo explicarlo, es un final que sí te deja satisfecho; pero tengo que reconocer que a mí los finales abiertos (cuando no son fruto de cancelaciones exprés, sino planeados como tales) sí me gustan. Me gusta imaginarme que pasará una vez que cierro el libro...
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