42, esa es la respuesta. La respuesta a todo. A la vida, al universo y todo lo demás. 42. Douglas Adams era un genio y la Guía del Autoestopista Galáctico fue su gran creación.
En un principio fue una serie de radio de la BBC que consiguió unos buenos índices de audiencia. Estamos hablando del año 1978. Un año antes se había estrenado en todo el mundo La Guerra de las Galaxias. La influencia de esa película es tremenda en la cultura popular. No es de extrañar que en plena euforia galáctica la serie de radio triunfase. Podéis comprarla completa en Amazon.
Para Adams, que la serie de radio se convirtiese en un fenómeno fue algo inesperado. El pobre llevaba años intentando entrar en el mundillo vendiendo sketches y por fin lo había conseguido. La idea para esta Guía le sobrevino en un parque de Innsbruck mientras viajaba por Europa ayudado por una guía para viajeros.
Tras el reconocimiento conseguido, Adams se dedicó a plasmar por escrito sus ideas sobre la vida, el universo y todo lo demás. A partir del año 1979 fueron sucediendose los libros. Lo que en principio iba a ser una trilogía devino en una trilogía en cinco partes. La primera es “Guía del autoestopista galáctico”, después aparecieron, por orden, “El restaurante del fin del mundo”, “La vida, el universo y todo lo demás”, “Hasta luego y gracias por el pescado” e “Infome sobre la Tierra: fundamentalmente inofensiva”. En cada libro Adams iba ampliando, retorciendo, completando poco a poco el universo creado en aquella serie de radio.
El éxito del primer libro fue enorme. Entró por la puerta grande en el mundo de la ciencia-ficción pero también en el del humor. La Guía era un libro que podía leer cualquier tipo de persona porque en el fondo se trataba de una crítica al mundo en el que vivimos y a las convenciones sociales enmarcado en un entorno fantástico poblado por extraterrestres y naves espaciales. La rotundidad del éxito y la cantidad de libros vendidos en más de 20 idiomas impulsaron la aparición de las siguientes secuelas. Los fans estaban encantados.
Era inevitable que la BBC aprovechase el tirón de la historia y la adaptará a la televisión. En enero de 1981 retransmitió la serie. El guión estaba escrito por Adams.
Yo soy una gran amante de los libros de Adams así que cuando vi la serie en DVD no pude menos que comprarla. Tengamos en cuenta que la serie es antigua y no pasa un arevisión pero esos efectos especiales eran lo más en aquella época. Es como ver un capítulo antiguo de Doctor Who, lo importante es la historia. La serie está compuesta por seis capítulos de media hora cada uno donde se siguen las aventuras de Arthur Dent.
¡Menudo despiste aún nos he hablado de Arthur ni de que trata La Guía del Autoestopista Galáctico!
Arthur Dent es un tipo normal, anodino incluso. Inglés y amante del té. Una mañana se levanta y descubre que su casa está a punto de ser derribada porque van a contruir una autopista. Mientras discute con las autoridades en pijama y bata llega su amigo Ford Prefect y le dice que la tierra va a ser destruida y que él es un extraterrestre de un planeta cercano a Betelgeuse. Ford salva a Arthur de la destrucción de la tierra llevándolo a la nave vogona, la encargada de destruir nuestro amado planeta. Allí Ford le explicará las bases de la supervivencia en el espacio: nunca pierdas tu toalla y Don´t Panic (esto es exactamente lo que pone en la cubierta del libro que le enseña Ford, la Guía del Autoestopista Galáctico).
Después de eso se toparán con Zaphod Beeblebrox, presidente fugitivo de la galaxia, y ser bicéfalo, primo tercero de Ford que viaja en la nave robada Corazón de Oro . En esa misma nave se encuentra Marvin, el androide paranoide, y Trillian, una terrícola a la que Arthur Dent conoció en una fiesta seis meses antes. Todo esto aderezado con notas informativas de la Guía como el pez que te permite comprender todos los idiomas o la poesía vogona o la raza que inventó antes el desodorante que la rueda.
Los cinco ponen rumbo a Magrathea, un planeta que vivía de la contrucción de otros planetas, y allí Arthur conocerá a Slartibartfast, un arquitecto que le cuenta la verdad sobre la tierra.
Mientras seguimos a Arthur también sabremos de la existencia de un gigantesco ordenador llamado “Pensamiento Profundo” creado para dar respuesta a la vida, el universo y todo lo demás. Su respuesta después de millones de años de cálculos fue 42. Así que se creó otro ordenador que fuese capaz de dar con la pregunta adecuada.
Así contado suena un poco extraño, lo sé pero tanto los libros como la serie son terriblemente claros y divertidos. La historia fluye con facilidad y nada es forzado. Una obra muy recomendable para los amantes del humor fino, la ciencia ficción y las buenas historias.
En el año 2004 se adaptó para la radio el tercer libro de la saga. Fue un éxito, los seis capítulos fueron escuchados por cerca de un millón de personas.
Llegamos hasta el 2005. Tras años de negociaciones, proyectos, aplazamientos... finalmente se trasladó la historia de Adams a la gran pantalla. Por desgracia, el autor nunca pudo ver su obra en el cine pues murió en Santa Bárbara en el 2001. La película estaba protagonizada por Martin Freeman como Arthur Dent (fue aquí donde me fijé por primera vez en él), Mos Def como Ford (una decisión que suscitó mucha polémica entre los fans), Sam Rockwell como Zaphod (genial como siempre) y una dulce Zooey Deschanel como Trillian. Además la voz de la Guía era la de Stephen Fry y la del androide paranoide, Marvin, la de Alan Rickman.
Pero la influencia de la Guía del Autoestopista Galáctico abarca más que todo esto. Hay videojuego, cómics, obra de teatro.... y su influencia en la cultura popular es enorme. Tres ejemplos:
- 42. Es el número más importante. En Lost, han admitido que figura en la lista porque admiran la obra de Adams. Un buen geek tendrá una camiseta con el número 42. La wikipedia en su artículo sobre el número 42 se refiere a él como la respuesta a la vida, el universo y todo lo demás. House dijo en un capítulo que era su número preferido y Fox Mulder vivía en el número 42. Roy en The It Crowd tiene una camiseta con el número 42.
- Androide Paranoide, Marvin. Radiohead tiene una canción titulada Paranoid Android, en clara referencia a este personaje.
- El día de la toalla. Se celebra cada 25 de mayo desde el 2001 en honor del autor. Coincide con el día del orgullo friki. ¿Y por qué una toalla?
La Guía del autoestopista galáctico tiene varias cosas que decir respecto a las toallas.
Dice que una toalla es el objeto de mayor utilidad que puede poseer un autoestopista
interestelar. En parte, tiene un gran valor práctico: uno puede envolverse en ella para
calentarse mientras viaja por las lunas frías de jaglan Beta; se puede tumbar uno en ella
en las refulgentes playas de arena marmórea de Santraginus V, mientras aspira los
vapores del mar embriagador; se puede uno tapar con ella mientras duerme bajo las
estrellas que arrojan un brillo tan purpúreo sobre el desierto de Kakrafun; se puede usar
como vela en una balsa diminuta para navegar por el profundo y lento río Moth; mojada,
se puede emplear en la lucha cuerpo a cuerpo; envuelta alrededor de la cabeza, sirve
para protegerse de las emanaciones nocivas o para evitar la mirada de la Voraz Bestia
Bugblatter de Traal (animal sorprendentemente estúpido, supone que si uno no puede
verlo, él tampoco lo ve a uno; es tonto como un cepillo, pero voraz, muy voraz); se puede
agitar la toalla en situaciones de peligro como señal de emergencia, y, por supuesto, se
puede secar uno con ella si es que aún está lo suficientemente limpia.
Y lo que es más importante: una toalla tiene un enorme valor psicológico. Por alguna
razón, si un estraj (estraj: no autoestopista) descubre que un autoestopista lleva su toalla
consigo, automáticamente supondrá que también está en posesión de cepillo de dientes,
toallita para lavarse la cara, jabón, lata de galletas, frasca, brújula, mapa, rollo de cordel,
rociador contra los mosquitos, ropa de lluvia, traje espacial, etc. Además, el estraj prestará
con mucho gusto al autoestopista cualquiera de dichos artículos o una docena más que el
autoestopista haya «perdido» por accidente. Lo que el estraj pensará, es que cualquier
hombre que haga autoestop a todo lo largo y ancho de la galaxia, pasando calamidades,
divirtiéndose en los barrios bajos, luchando contra adversidades tremendas, saliendo
sano y salvo de todo ello, y sabiendo todavía dónde está su toalla, es sin duda un hombre
a tener en cuenta.
De ahí la frase que se ha incorporado a la jerga del autoestopismo: «Oye, ¿sass tú a
ese jupi Ford Prefect? Es un frud que de verdad sabe dónde está su toalla». (Sass:
conocer, estar enterado de, saber, tener relaciones sexuales con; jupi: chico muy
sociable; frud: chico sorprendentemente sociabilísimo.)
El universo creado por Adams sigue vivo, hace bien poco salió una sexta novela, escrita por Eoin Colfer y titulada "And another thing". Este libro aún no le he leído pero ya caerá.
Si no conocéis la obra de Adams os recomiendo leerla, verla, disfrutarla, y cada 25 de mayo no olvidéis vuestra toalla.
2 comentarios:
Me leí el primero, pero me decepcionó un poquillo, ya que la mitad de la novela eran apreciaciones muy graciosas (lo que me reí con la poesía vogona), pero que no terminaba de avanzar argumentalmente. De todos modos, no me disgustó y en un futuro seguiré con los libros.
A todo esto, Reece Shearsmith, el de menos pinta freak en The league of gentlement, le pone voz a uno de los vogones en la película del 2005
A mi la saga me encantó, aunk si el primero te pareció flojillo debo admitir k el resto lo son más... pero esas apreciaciones graciosas son lo mejor.
Los de REece Shearsmith es un detallazo friki :) mu grande, a mi me sorprendió descubrir que en la versión original de la película le ponía la voz al megaordenador pensamiento profundo Helen Mirren
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