Hay series que por diversos motivos como la época de emisión, la temática, el número de capítulos, los actores; pasan bastante desapercibidas para el seriéfilo. Series que a primera vista engañan pero que lentamente crecen, apuntalando una personalidad propia a golpe de tesón y buen hacer, convirtiendo su visionado en un pequeño placer. Series que recomendamos activamente porque somos conscientes de su calidad y potencial. Longmire es una de ellas.
La primera cosa que leí sobre Longmire era que Katee Sackhoff se incorporaba al reparto. Me llamó la atención que la actriz eligiese un proyecto a priori tan poco apetecible teniendo en cuenta que su popularidad se encontraba en su punto más álgido gracias a Battlestar Galactica.
El piloto no es nada memorable. Un piloto sin personalidad que tanteaba el terreno de Absaroka, donde se desarrolla la acción, y daba pinceladas sobre el carácter de Walt y Vic. Poco más. Como los veranos seriéfilos son largos acabé descargando los cinco primeros capítulos de la temporada y me enganché sin remedio.
Lo primero que me llamó la atención fueron los paisajes abiertos de Absaroka, con esas carreteras interminables y esas montañas nevadas. Los planos del hombre (Walt) en medio del viejo salvaje oeste evocan soledad, fuerza y una extraña calma. El protagonista, el sheriff Walt Longmire, es un vaquero parco en palabras de rostro impenetrable. Es como los paisajes de Wyoming, duro y difícil, pero también paciente y sorprendente. El físico de Robert Taylor encaja perfectamente con este sheriff cincuentón y viudo. No logro imaginar a otro actor con el abrigo marrón y el sombrero de vaquero mirando al infinito desde la puerta de su cabaña.
La cadena A&E ha aprovechado bien la obra literaria de Craig Johnson en la que se basa la serie confiriéndole brío, credibilidad y emoción a las historias del sheriff del condado de Absaroka, Wyoming. La primera temporada fue una agradable sorpresa, la segunda fue la confirmación de que Longmire merecía más atención por parte de los seriéfilos. Estamos ante un procedimental con una trama horizontal que avanza sin precipitarse y que asienta su mayor atractivo en el perfil de sus personajes y en la dinámica que se establece entre los mismos. Walt es una roca, Vic un volcán, Branch un lago aparentemente tranquilo pero con aguas turbulentas, Cady es la dulzura y Henry un indio misterioso que esconde numerosos secretos, tanto propios como ajenos.
La segunda temporada abordó varios frentes temáticos sin abandonar nunca su carácter procedimental: la investigación del detective Fales de Denver, la paranoia de Vic con un antiguo compañareo de trabajo, la deteriorada relación de Walt y Cady, las elecciones a sheriff y la relación entre Walt y Lizzie. Cuatreros, vascos, espíritus, ganado, casinos, reservas indias, asesinatos, atropellos... Walt no ha tenido ni un segundo de descanso durante los diez capítulos que conforman la segunda temporada. Este verano regresaré a Absaroka, hay muchos misterios que resolver.
3 comentarios:
Suscribo todas tus palabras; Longmire fue una pequeña grata sorpresa el verano de su estreno, y disfruté aún más la segunda. Y no creo que sea una serie menor, merece realmente la pena :).
Gracias por tu comentario. Estoy esperando con muchas ganas la tercera temporada, todo se ha puesto la mar de interesante.
Muy bonita serie para cuando la tercera temporada
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