A falta de un capítulo para cerrar su tercera temporada, Longmire -serie que no me canso de recomendar- ha ofrecido a sus seguidores una serie de tramas que han avivado la tensión en el condado de Absaroka. Una de las más trabajadas ha sido el progresivo descenso a los infiernos de Branch tras ser tiroteado al final de la segunda temporada. El ayudante del sheriff ha pasado la mayor parte del tiempo recuperándose de sus heridas e intentando convencer al mundo de que David Ridges seguía con vida. Todo parecía indicar que Branch había sucumbido a la locura porque Ridges estaba muerto, o al menos eso parecía. El sentirse solo e incomprendido hizo que Branch se volvierse arisco e impredecible. Sus acciones, erráticas al principio, se hicieron más y más arriesgadas llegando a secuestrar y drogar a un indio de la reserva.
El viaje del personaje hacia el otro lado del abismo se reflejaba, ya no solo en sus acciones, sino tmbién en un deterioro físico evidente y en arranques de ira hacia sus conocidos (Caddy, Vic). El futuro de Branch no pinta nada bien y falta saber qué piensa hacer Walt con su descarriado ayudante.
Cuando un personaje inicia su particular descenso a los infiernos se agradece que se haga un buen tratamiento de ese viaje mental hacia la locura y la perdición. Recordemos otros casos similares a los de Branch.
Laurel, segunda temporada de Arrow
El sentimiento de culpa por la muerte de Tommy lleva a Laurel a la bebida. La joven abogada pierde el norte debido al alcohol y poco después empieza a tomar pastillas para sobrellevar el día a día. Mala combinación. Aunque Laurel es la primera en sospechar que Sebastian Blood no es trigo limpio pero nadie la cree porque, tras perder su trabajo en la fiscalía, se deja llevar. Durante esta fase Laurel está insoportable y muchas veces recé para que Oliver la atravesara con una flecha.
Los coqueteos de Laurel con las drogas y el alcohol podrían haberla hundido pero tras admitir su problema, reconciliarse con su padre y su hermana, y asistir a unas cuantas sesiones de alcohólicos anónimos es capaz de reconducir su vida y de recuperar peso.
Gordon, primera temporada de Halt and Catch Fire
Desde el principio de la serie se nos dice que Gordon no sabe lidiar con la presión. En el pasado, su mujer soportó la locura obsesiva de su marido cuando intentó construir su ordenador y fracasó; por eso no quería que se embarcara en un nuevo proyecto con Joe MacMillan. En el séptimo capítulo, Giant, entendemos hasta que punto puede llegar Gordon cuando se mete de lleno en un proyecto y lo mal que puede llegar a reaccionar cuando se siente contra las cuerdas. El capítulo nos abre una ventana a la mente de Gordon y nos deja participar de su paranoia, su miedo, su inseguridad y, en parte, también de su genialidad.
El ingeniero sufre una crisis nerviosa ante las presiones de Joe, el trabajo con Cameron y el cuidado del hogar y las niñas (Donna está fuera de la ciudad). Tras ver un cadáver la noche de la gran tormenta, Gordon se despierta gritando, sudoroso. Sin Donna, no está centrado. Se obsesiona con el goteo del grifo, deja la casa desordenada y se desentiende del cuidado de las niñas para cavar un agujero en el jardín.
Sheldon, séptima temporada de The Big Bang Theory
“Mi plan es detenerme en centros comerciales y comprar lo que necesite. Se llama vivir de la tierra"
Todos sabemos que el doctor Cooper es un ser bastante particular con manías y costumbres muy arraigadas. El final de la última temporada de la serie lleva a Sheldon al extremo de abandonar su apartamento y desaparecer un tiempo. ¿Por qué? Lo cierto es que los cambios que se suceden a su alrededor son demasiado para él. Incapaz de adaptarse y aceptar todo lo que está pasando decide romper con todo y evadirse.
Los cambios que afectan a Sheldon son: la inminente boda de Penny y Leonard con posible cambio de vivienda. El hecho de que en la universidad no le dejen dejar su campo de trabajo para dedicarse a otro con más posibilidades. El incendio de la tienda de cómics de Stuart. Al borde de una crisis de ansiedad, la única vía para Sheldon es distanciarse de todos y todo. Una solución un tanto cobarde pero que podría resultar efectiva.
Will Graham, primera temporada de Hannibal
El pobre Will sufrió lo indecible durante la primera temporada. Enfermo e inestable, en manos de Hannibal no era más que un pedazo de plastilina maleable con la que el caníbal se entretenía. Visiones, sueños, asesinatos, pérdidas de tiempo, sudores... ¿nadie era capaz de ver que Will se estaba desmoronando? ¿Nadie vio las señales? El único que disfrutaba con ello era Hannibal. Desde su posición de amigo/psiquiatra de Will provocó la crisis final del profesor, le hizo creer que había matado a Abigail Hobbs y lo puso entre rejas.
Will Graham fue capaz, a pesar de su enfermedad y de su frágil equilibrio mental, de ver al monstruo que Hannibal llevaba dentro. Sin embargo, llegó a dudar de si mismo, de su capacidad y de su mente porque fue llevado al límite. Hannibal jugó con su juguete solo por el placer de ver qué pasaba. El mal trago por el que pasó el analista del FBI durante la primera temporada fue particularmente duro, largo e intenso; pocos personajes podrían soportar toda esa presión sin desmoronarse.
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