En
los últimos meses, la ficción animada me ha deparado gratas sorpresas. Tras zambullirme de lleno en el universo de Avatar con Korra y Ang necesitaba un revulsivo para animarme tras finalizar ambas series en menos de un mes. Aposté por Gravity Falls. Si no conocéis a Dipper y Mabel Pines dejad de leer y corred a descargar la primera temporada de esta maravilla.
La historia se centra en los gemelos Dipper y Mabel Pines, quienes son enviados por sus padres a pasar el verano con su tío Stan en Gravity Falls, un pueblecito de Oregón. El tío Stan (personajazo) es un caradura algo salvaje que regenta La Cabaña del Misterio, un tienda donde engaña a incautos turistas. En la tienda trabajan Soos y Wendy, dos secundarios que aportan mucho a la historia y que entablan buenas relaciones con Dipper y Mabel. Los hermanos Pines pronto descubrirán que tras la apacible fachada del lugar se esconde una realidad repleta de seres sobrenaturales y sucesos inexplicables. En Gravity Falls hay un poco de todo: gnomos, dinosaurios, monstruos, zombies, fantasmas, demonios y Bill.
Dipper, más racional y comedido que su hermana, encuentra un diario donde se recogen los maravillosos horrores del lugar. Un diario que les ayudará a enfrentarse a las más variadas criaturas. Sin embargo, la identidad del autor de los diarios (pronto descubrimos que hay más de uno) no se revela hasta el undécimo capítulo de la segunda temporada (Not What He Seems), emitido el pasado 9 de marzo. Un capítulo que he visto ya dos veces -no descarto verlo una tercera- y que es un claro ejemplo de la grandeza que esconde una serie que muchos catalogan como “infantil”.

Las tramas de Gravity Falls, gran parte de ellas relacionadas con los misterios del pueblo y el diario, han dado para mucho en la red. Hay foros, blogs y videoblogs que diseccionan los capítulos en busca de pistas sobre el diario y los secretos del tío Stan. El nivel de atención que Gravity Falls acapara, sin llegar a los extremos de Lost, me recuerda un poco a la locura conspiranoica de la isla, a las teorías de X-Files e incluso al fervor detallista de algunos seguidores de Twin Peaks. Puede parecer algo exagerado pero no por ello deja de ser menos cierto.
Hay que destacar, gran parte del éxito de la serie depende de ello, el trabajo de los actores y actrices de doblaje. Especial mención merece Kristen Schaal (actualmente en The Last Man on Earth) por su Mabel Pines. Sin duda, Schaal ha sabido hacer de Mabel el personaje más fantástico y singular de Gravity Falls. Su voz se adapta perfectamente a un personaje alocado, sensible y amante de los desafíos, capaz de ver el lado positivo de cualquier persona y/o situación. A Schall hay que añadir al propio creador de la serie, Alex Hirsch quien pone voz a Soos y Stan. Jason Ritter, hijísimo de John Ritter, se encarga de prestar su voz a Dipper. Linda Cardellini es la voz de Wendy. De vez en cuando, Nick Offerman (Parks and Recreation) aparece como un agente del gobierno (me reí mucho con ese detalle)

Reconozco mi debilidad por Gravity Falls porque, como serie y producto de entretenimiento, me ha proporcionado todo lo que necesitaba. Con Gravity Falls me siento como en casa, me divierto, me emociono. Hay momentos realmente conmovedores y otros surrealistas. Hay amor por la familia y secretos. Hay ternura y aventura. Hay fuegos artificiales y peleas con globos de agua y un sireno llamado Sirenardo. Y por si fuera poco, Mabel es la orgullosa propietaria de una de las mejores mascotas televisivas de la historia: Waddles, un adorable cerdito que da mucho juego. En resumen, Gravity Falls es una de las series más inteligentes y divertidas de los últimos años. Dejad los prejuicios atrás porque merece la pena darse una vuelta por Oregon y conocer a los Pines.
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