Bloodline es uno de los dramas más absorbente de los últimos años, una historia familiar trágica y circular que nos lleva a los Cayos de Florida, un paraíso de aguas azules repleto de secretos, mentiras y sufrimiento.
Los perfecta vida de los Rayburn, familia que detenta desde hace casi 50 años un hotel en el lugar y con mucho peso dentro de la comunidad, se trastoca con el regreso del hermano mayor, Danny. La primera temporada se centró en el impacto que su presencia tiene sobre sus padres y sus tres hermanos: John (Kyle Chandler), Meg (Linda Cardellini) y Kevin (Norbert Leo Butz). Su inesperado regreso remueve recuerdos de un pasado marcado por la tragedia y por un secreto que pulsa por salir a la luz.
El reparto de la serie es excepcional, todos los involucrados están a la altura de la historia y de un magnífico guión pero es el australiano Ben Mendelsohn quien atrae todas las miradas. Su Danny es un personaje ambiguo, dolorosamente natural, peligroso y sibilino. Un ser humano consumido por el rencor y el odio, marcado por un pasado que todos se esfuerzan por enterrar pero que él ha sufrido toda su existencia. Danny es el personaje más importante de la temporada y el catalizador de todas las tramas que se van presentando a medida que avanza la historia. Sin su figura, Bloodline pierde parte de su razón de ser y su mayor atractivo. Lo interesante de Bloodline era seguir sus pasos e ir, poco a poco, descubriendo su cara menos amable, su verdadera naturaleza. Sin él poco me importan la trama del narcotráfico y esos secundarios(Wayne Lowry, Marco, Eric) que sólo proporcionaban un marco contextual para Danny y para conectar sus acciones criminales con la investigación de su hermano y el negocio familiar. Ahora que está muerto, ¿por qué tiene que interesarme la investigación? Es más, ¿qué me ofrece la serie para continuar con su visionado?
Puede que la respuesta esté en el otro pilar interpretativo de la serie, Kyle Chandler. Este ganador de un Emmy se mete en la piel de John Rayburn, el hermano responsable con una vida perfecta. Puede que, a primera vista, su trabajo no sea tan destacable como el de Mendelsohn pero el viaje emocional de John desde el primer episodio es grandioso, en él se concentran la culpa y el remordimiento pero también la bondad y la comprensión. A pesar de todos las señales de alarma, confía en Danny y quiere hacer que su vida sea mejor pero todas sus buenas intenciones chocan contra la fría venganza de su hermano.
El enfrentamiento entre Danny y John se fragua a fuego lento y estalla en los últimos capítulos precipitando la historia hacia esa escena con la que cerraba el primer episodio. John representa el orden que se enfrenta al caos, el buen hijo contra la oveja negra, el obediente contra el rebelde. Y desde el principio sabemos que aunque gane, va a perder. Danny no duda en presionar a su hermano hasta el límite y es entonces cuando, presa de la desesperación, John mata a Danny con sus propias manos en una escena cargada de simbolismo y potencia dramática.
A partir de aquí tenemos una nueva senda a explorar, los tres hermanos encubren el crimen y siguen adelante con sus vidas procurando dejar a Danny en el pasado pero ¿cuánto tiempo pueden mantener esa fachada? ¿Cómo les afectará la muerte de su hermano? ¿Acabará la culpabilidad consumiendo sus almas? De cara a la segunda temporada, la serie debería mostrar las consecuencias de ese asesinato y seguir el previsible desmoronamiento de todos y cada uno de los miembros del clan Rayburn.
La segunda temporada
Comenzará el próximo 27 de mayo con la presentación de ese recién llegado que dice ser hijo de Danny y nos mostrará el proceso de degradación de los Rayburn como familia y como personas. La madre y los hermanos ya no confían los unos en los otros, hay miedo, paranoia, desconfianza y culpa. Mientras, la investigación sobre el asesinato del hijo pródigo continúa aumentando la presión sobre John, Meg, Kevin y la matriarca.
La serie incorpora a John Leguizamo, actor que dará vida a un criminal del pasado de Danny en Miami al que el fallecido le debe dinero, y a la británica Andrea Riseborough, otra pieza del pasado de Danny Espero ver un poco más a Chole Sevigny porque su personaje, Chelsea O`Bannon fue uno de los que menos se desarrolló el primer año y creo que una actriz tan versátil y fiable como Sevigny podría aportar mucho más a la serie, si es que le dejan. Además, ¿cómo se tomará el personaje la muerte de Danny? ¿Culpará a los Rayburn?
Mendelsohn regresará a Bloodline pero su presencia solo será posible a través de flashbacks o en forma de aparición. Puede que la idea de que Danny, como Sarah – bellísima Mia Kirshner– en la primera temporada, aparezca como fantasma para atormentar a sus hermanos sea una buena pero la participación de Mendelsohn en la serie se reducirá y es una lástima porque él, con sus camisetas sucias y sudadas y el cigarrillo colgando en los labios, era el epicentro del terremoto emocional e interpretativo de la serie.
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