La primera temporada de Search Party serie creada por Sarah-Violet Bliss, Charles Rogers y Michael Showalter ha sido toda una sorpresa. Tras una sinopsis peculiar el espectador encontrará una serie que explora con sensibilidad y detallismo los vacíos de la vida moderna.
A finales de noviembre TBS se desmarcó de su línea habitual con este noir millenial que combina comedia y misterio. En muchos aspectos Search Party me recuerda a Bored to Death (añoro esta serie) pero es mucho más diversa y ambiciosa que la serie de Jonathan Ames. Además, esta rareza televisiva confirma a Alia Shawkat como una de las mejores actrices de su generación y demuestra que en la era del Peak TV todo es posible en la pequeña pantalla.
Lo que cuenta Search Party
Un día, la protagonista de esta historia, Dory (Shawkat), se entera de que una antigua conocida ha desaparecido. La desaparición de Chantal Witherbottom sacude algo en el interior de Dory, "Would anyone even care if something bad happened to me?”, se pregunta sotto voce temiendo la respuesta. Y es por esto que se obsesiona con la desaparición de Chantal, una chica a la que apenas recuerda y con la que sólo cruzó un par de palabras en la universidad.
Conforme avanza la historia, nos damos cuenta de que la fijación de Dory por Chantal proviene de su aburrimiento, de su sentimiento de inutilidad, de su falta de objetivos y metas. Su ex novio, Julian, se lo dice muy claro: "I think you've decided this matters to you because you have nothing else." Y no le falta razón, el personaje de Shawkat se sumerge en la búsqueda de Chantal porque es algo que la llena, que le da un sentido a su existencia, algo en lo que puede volcar su pasión e inteligencia, su fuerza y curiosidad, algo que la mueve a salir de su zona de confort y tomar riesgos, algo que la impulsa a actuar en vez de ser una simple espectadora.
El caso va tomando forma cuando Dory se topa con una conspiranoica que afirma conocer a Chantal (Rosie Perez), un investigador privado (Ron Linvingston) y un extraño culto obsesionado con las embarazadas en el que encontramos a una deliciosa Parker Posey.
La trama se complica y avanza de manera convincente. La serie se vuelve más sombría, compleja y dramática a medida que se acerca a su final. El último tramo es tan desquiciado como aterrador, tan hilarante como devastador. Search Party es la sátira mordaz que necesitas para reconciliarte con los millennials. El vacío existencial no lo inventaron los hipsters pero nadie va a negarme que Brooklyn es el escenario ideal para buscarle sentido a la vida.
Dory y sus amigos
Aunque el misterio es adictivo, lo que verdaderamente me atrapó de la serie fueron Dory y sus amigos. Este grupo de millenials egoístas e insatisfechos, envueltos en apariencia e inseguridad, es demasiado original como para privar al espectador de una nueva aventura.
La desaparición de Chantal no es más que una excusa para conocerlos mejor. La investigación de Dory, que acaba afectando a todas las personas que la rodean, nos permite seguirla por Nueva York y descubrir lo que quiere, lo que teme, lo que desea, lo que añora. Dory está perdida en su mundo, en su relación, en su trabajo. Este “hobby” la obligará a mirarse al espejo y verá cosas, sobre sí misma, sus amigos, su vida, que no son nada agradables. Shawkat lo borda demostrando una madurez interpretativa y un saber hacer que el espectador agradece. Su mirada refleja la confusión, el miedo, la duda, la curiosidad y el vacío que empuja a toda una generación. Elliot, Portia y Drew son los compañeros perfectos, unos Sancho Panza del siglo XXI que se suman a la búsqueda pivotando entre el escepticismo y el entusiasmo. La primera temporada hace un retrato minucioso y detallista de todos ellos.
Portia es una actriz que intenta hacerse un nombre en el mundillo y que sorprende porque es más que una sonrisa bonita; Elliot es un narcisista y mentiroso compulsivo que presume de haber superado un cáncer como vía recaudatoria para su proyecto de agua embotellada para África y Drew, pareja de Dory, es un hombre inseguro que no destaca por nada y que permite que tanto su pareja como su jefe lo traten como a una bolsa de basura.
Tal vez el mayor logro de la serie es dotar de profundidad a sus personajes, criaturas no tan superficiales y anodinas como aparentan. Este grupo de urbanitas aburridos (no saben de qué), son personas egoístas y mezquinas, volubles y mentirosas. Personas terribles con las que quedaríamos a tomar un café, que viven en un mundo acomodado con brunchs y vino, con fiestas en azoteas y tiendas increíbles. Search Party es un acertado y mordaz retrato de los millennials, de un sector de nuestra sociedad más preocupado por construir una imagen y venderla que por ser mejores personas, una generación obsesionada con el ahora y el consumismo.
El humor de Search Party reside en lo irónico de las situaciones, en lo absurdo y/o patético de algunos momentos, en lo ridículo que pueden ser los comportamientos de las personas, en lo inesperado de lo cotidiano. Hay cierta magia y surrelismo en la serie y eso hace que la propuesta sea mucho más interesante si cabe. Search Party no es lo que parece, merece la pena darle una oportunidad y su brevedad juega a su favor.
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