Nunca creí que diría esto pero me postro ante Rob Lowe. Actualmente estoy visionando The West Wing, acabo de finalizar la cuarta temporada, cuando el personaje de Sam Seaborn (Lowe) deja de trabajar para la administración del presidente Barlett y se centra en ganar las elecciones en el distrito 47. Esto significa que debemos despedirnos del personaje. Sé que volveré a verle en el futuro pero el vacío que ha dejado Sam en mi corazón nadie podrá llenarlo. Ni siquiera el encantador Joshua Malina que ha venido a sustituirle.
Sam ha sido durante cuatro temporadas el anclar moral y el idealista del equipo. Sam, un abogado de prestigio, un escritor de discursos excepcional, es un buen amigo, un jefe encantador, un hombre trabajador, creativo e inteligente. Es la estrella más brillante de la Casa Blanca. Es un monstruo como le dice Gianelli por escribir en el coche de camino a una cena un discurso magistral. Sam Seaborn es un genio de las palabras. Un genio con aire despistado, de boy scout, con gesto de eterno asombro.
Los guiones hacen mucho pero Lowe consigue humanizar tanto a su personaje que es imposible no adorarlo. Viste siempre con camisa blanca y corbata. Sam se enamoró de una prostituta, flirteó con la hija de Leo, su jefe; se unió al equipo porque su amigo Josh veía algo en Barlett y Sam le creyó. Creo que fue el personaje que más sufrió, el que más engañado se sintió cuando supo de la enfermedad del presidente. No dejaba de repetir que Barlett no se había disculpado, porque moralmente él sabía, sentía que se merecían una disculpa. El día que Sam se enteró del engaño del presidente su idealismo y su confianza sufrieron un duro golpe.
Sam es un idealista, un soñador. Por eso siempre le tomaban el pelo, podía ser muy inocente aunque siempre se podía contar con él, siempre apoyaba al equipo. Es una apasionado de la democracia y ese amor se plasma en sus textos, capaces de emocionar a cualquiera. Me encantaban sus conversaciones con Toby. Entre los dos daban forma a las palabras que el Presidente dirigía a toda la nación y era algo que se tomaban muy en serio. La salida de Sam de la serie me gustó. Su idealismo y su sentido de la democracia lo empujan a aceptar representar al distrito 47, un lugar donde los demócratas nunca han ganado pero tras el trabajo del personaje de Joshua Malina, Will, no puede dejar que esa leve esperanza desaparezca.
Rob Lowe nunca ha sido un actor que me llamase la atención. Es más, menospreciaba bastante su trabajo y ahora me arrepiento. Lowe hace una grandísima aportación a la serie y se nota su ausencia. Una lástima. Aunque poco a poco había ido perdiendo protagonismo porque la serie se volvió más coral, seguía siendo un personaje importante y muy querido.
Recientemente vi a Lowe en la cuarta temporada de Californication. Daba vida a Eddie Nero, un actor de Hollywood totalmente pasado, un purista de la interpretación. Consiguió sorprenderme con este registro. En definitiva, nunca debería haber juzgado a este actor sin apenas haber visto su trabajo. Siempre se puede recibir una segunda impresión, en mi caso, positiva.
2 comentarios:
Siempre recordaré la escena de Sam en la sala de juntas y Josh al otro lado del cristal, el momento donde todo comienza, habían encontrado al candidato.
ese momento es realmente genial, sobre todo la cara de Sam y la discusión que tiene con sus clientes por un barco.
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