Por el norte, donde hacemos lo que queremos (Red Riding)

Bill Molloy: To the North - where we do what we bloody want! 

Molloy es un policía de Yorkshire, lugar donde se desarrollan las historias de Red Riding.  El norte es un lugar que juega según sus propias reglas, y tienes que saber cuales son y tener mucho cuidado. El norte es un lugar peligroso que es dirigido con mano de hierro por un grupo de hombres sin escrúpulos. Yorkshire no es un buen sitio para hacer lo correcto. 

Red Riding, es una trilogía del canal británico Channel 4 que adapta las novelas de David Peace. La historia se estructura y desarrolla a lo largo de varios años, son tres líneas narrativas diferentes pero relacionadas entre sí y con personajes comunes.

Cada película, llamémosle así porque cada "capítulo" dura más de hora y media, tiene un hilo conductor propio y un personaje principal diferente pero todo está relacionado. Cada una de ellas fue dirigida por un director diferente pero el guión de las tres películas pertenece a Tony Grisoni. La novela de David Peace, Red Riding, The Year of Our Lord 1974, es la primera de cuatro que más tarde se convirtieron en esta miniserie de tres películas.

Año 1974. Dirigido por Julian Jarrold. Todo empieza cuando los padres de Clare Kempley, una niña de diez años, denuncian su desaparición. Eddie Dunford (Andrew Garfield) un joven periodista que hace poco regresó al norte para ser corresponsal en el Yorkshire Post cubre la noticia. Cuando el cuerpo de la niña es encontrado, Eddie es retirado de la investigación pero el continúa adelante porque encuentra similitudes entre el caso de Clare y el de otras niñas desaparecidas años antes.  La policía, dirigida por el grupo de Bill Molloy, no se lo pondrá fácil.

Este joven idealista y valiente tiene el ánimo suficiente como para enfrentarse a lo que sea con tal de descubrir la verdad. Por muy cruda que sea. Es la película más triste y fatalista de la trilogía. Desoladora. Te dejan muy claro desde el primer momento que no hay esperanza y que solo puedes esperar lo peor de los hombres.

Una imagen para el recuerdo: al cadáver de la pequeña le habían intentado coser unas alas de cisne a la espalda. Un acto macabro y cruel. Un pequeño ángel muerto y torturado.

Año 1980. James Marsh dirige la segunda película. El Destripador de Yorkshire lleva doce víctimas en cuatro años. La policía no tiene a ningún sospechoso, así que desde el Ministerio de Interior mandan al detective Peter Hunter (Paddy Considine) para que lleve a cabo una investigación paralela del caso. Hunter ya había estado en Yorkshire años antes, concretamente en 1974, cuando había investigado la matanza del pub Karachi (algo que vemos en la primera película). El detective Hunter es un hombre con un historial intachable, casado y sin hijos. Elige como compañeros de investigación a Hellen Marshall y John Nolan. El grupo estará constantemente vigilado/supervisado por los policías del grupo de Molloy, entre ellos Bob Craven (Sean Harris). Hunter está convencido de que se le han adjudicado más asesinatos al Destripador de los que realmente cometió. 

Este película es muy dura y brutal, también tiene un toque más moderno en la realización para hacer notar que los años han pasado. Es una cinta con un final de los que te vacían por dentro. Ves que el mal y la injusticia prevalecen en un mundo donde los hombres buenos no tienen lugar.

Año 1983. Dirigido por Anand Tucker. Este película sirve para cerrar las tramas. Otra niña de diez años desaparece, Hazel Atkins. La historia sigue los intentos de un mal abogado llamado John Piggot (Mark Addy) cuyo padre era policía, por esclarecer el caso de un cliente que fue acusado por las desapariciones de las niñas en 1974. Por otro lado veremos como uno de los policías de Molloy, Maurice Jobson (genial David Morrisey) intenta por una vez hacer lo correcto después de haber dejado a sus compañeros cometer auténticas salvajadas durante años.

Puede que sea la película más floja de las tres pero también es la más violenta y la única que te reconcilia un poco con las personas.

Red Riding es un thriller muy crudo, con violaciones, chaperos, asesinatos, policías corruptos, drogas y sexo. Tras ver la primera película me inundó una enorme tristeza. Es un punto de partida tan devastador que no puedes creer que algo buena pueda suceder en el feudo de Molloy y sus hombres.

En conjunto, una obra impecable, con una muy buena producción, excelente realización. La ambientación perfecta. Un argumento que te atrapa, un sentido del ritmo estupendo. La trilogía es apasionante. Nos permite viajar en el tiempo,  visitar la historia más reciente y más oscura de Inglaterra. Es un fresco social, económico y político. Al excelente nivel técnico de Red Riding hay que sumar un gran plantel de actores que encajan a la perfección con los personajes que interpretan. Gente como Sean Bean, Andrew Garfield, Rebeca Hall, Mark Addy,  Paddy Considine, Robert Sheehan...

Una miniserie muy recomendable.