martes, 12 de marzo de 2013

Zero a la izquierda


¿Soy yo o las dos últimas temporadas han sido un espanto? Son pocas las series que han logrado captar mi interés, y por desgracia varias han sido canceladas como Awake, The River o Pan Am. La presente temporada no se presenta mucho mejor, por ahora me he quedado con Go On, Arrow y por inercia y un sentido masoquista que no sé de donde me sale veo religiosamente Elementary. Poco más y con desgana. Ni siquiera los productos de calidad me atraen; ahí tengo aparcados los trece episodios de House of Cards mientras dudo si empezar The Americans. Desgana seriéfila, agotamiento tras múltiples fracasos sonoros y cancelaciones dolorosas. Lo peor no es eso, no es esa desgana, lo peor es que cuando me decido a empezar algo me encuentro con cosas como Zero Hour. Imaginad que metemos en una coctelera la siguiente lista de ingredientes: 

- nazis
- iglesia católica
- los rosacruces
- los doce apóstoles
- mapas del tesoro
- experimentos genéticos
- secuestros
- el Polo Norte
- el FBI
- marido enamorado con mujer recientemente secuestrada
- relojes
- Si le añades un dragón entonces tienes que rendirte a los pies de los creadores por tener los bemoles de presentar semejante mejunje 

Con todo esto la ABC ha creado otro juguete roto, otra serie cancelada tras la emisión de tres capítulos con míseras audiencias y críticas brutales.

Paul Scheurin, el creador de este despropósito, logró que Anthony Edwards - el recordado y querido Mark Greene de ER - regresase a la pequeña pantalla para dar vida a Hank, el protagonista. El tiempo no ha sido amable con este actor que tocó techo recorriendo los pasillos del hospital County General de Chicago y cuyo personaje - el doctor Greene - siempre aparece en las listas de mejores muertes en series. A sus cincuenta años se dejó envolver en un proyecto que hace aguas por todas partes. Edwards, siempre efectivo en ER, es totalmente inverosímil como Hank, un desesperado marido que tras el secuestro de su esposa se encuentra en medio de una conspiración que podría cambiar el rumbo de la historia. El papel, además de increíble, es plano, absurdo y carente de atractivo. Mejor hubiera sido para él quedarse en casa haciendo maquetas, así los fans mantendríamos el buen recuerdo de Mark Greene y no lo asociaríamos con esta bazofia conspiranoica sin pies ni cabeza. 

Edwards está arropado por un pequeño grupo de secundarios, personajes estereotipados y odiosos desde el minuto uno. Tenemos a la pareja chupi-guay de reporteros guapos, jóvenes y, se supone, que inteligentes. Hay, como no, una hermosa agente del FBI marcada por una tragedia personal que se pega al protagonista y demuestra ser una mujer de armas tomar. Hay un cura.... en fin, que hay cosas, muchas cosas, demasiadas cosas. 

El piloto de Zero Hour (menos mal que la han cancelado) no tiene lógica ni tensión, los diálogos son previsibles, atroces y vergonzosos. Las actuaciones no llegan al mínimo aceptable para ser risibles como las de mi adorada Sarah Michelle Gellar en Ringer, eso sí es saber darle al público lo que quiere. 

La idea tal vez funcionase como miniserie, una mala miniserie pero algo con un principio y un final que se quedaría en el cajón del olvido. La ABC no necesitaba meterse en semejante berenjenal con un producto tan lamentable como Zero Hour, aún no entiendo cómo llegó a convertirse en serie tal pastiche de clichés. En los tres episodios emitidos nada tiene sentido, todo está lleno de giros alocados, de personajes surgidos de la nada, de decisiones absurdas, de viajes que se organizan en un segundo, de agujeros en el guión, de inexplicables reacciones de los personajes, de traiciones... todo es excesivo y redundante. 

Bendita sea su cancelación. 

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