Me gusta Alicia cuando viste de rojo. Me gusta cuando te mira serena alzando una ceja. Me gusta cuando junta las manos mientras hace un alegato ante un juez, cualquier juez pues en The Good Wife cada un es un universo en continuo desarrollo. Me gusta la señora Florrick cuando sujeta su carpeta contra el pecho a modo de armadura; una armadura a medida con la que pasea por los pasillos y salas de juntas del bufete Lockhart&Gardner.
Me gusta Alicia cuando viste de rojo. Me gusta cuando sonríe, esa sonrisa que deja ver pocas veces pero que ilumina la pantalla cuando aparece. Me gusta Alicia cuando se sirve una copa de vino en la cocina de su apartamento, una copa que es a la vez bálsamo y recompensa, una copa que le permite disfrutar de unos escasos minutos para si misma. Me gusta Alicia cuando, desde su despacho, recorre con la mirada el bufete como una leona defendiendo su territorio.
Me gusta la Alicia que viste de rojo y defiende a sus hijos, Zack y Grace, con uñas y dientes y palabras. Me gusta Alicia cuando llora y se derrumba porque sé que necesita esos momentos de tregua, de debilidad para volver a alzarse silenciosa y confiada dispuesta a aplastar con su tacón de aguja a cualquiera que se cruce en su camino.
Me gusta Santa Alicia, y la Alicia que conspira con Cary para presionar al bufete, y la Alicia que asciende a socia de Lockhart&Gardner, y la que duda sobre la moralidad de los tejemanejes que su bufete se trae entre manos. La Alicia de rojo juega con lo legal y lo político. Se mueve con soltura en la corte y en la campaña de Peter, su marido; ese hombre poderoso (gobernador de Illinois), adúltero y atractivo al que ama.
No obstante la Alicia de rojo duda, el amor no es algo sencillo pues carece de reglas y no se rige por precedentes, no hay lógica en asuntos del corazón y Alicia no es capaz de manejar sus emociones vista, o no, de rojo. Will, su compañero de universidad, su jefe, su amigo, su amante; es la tentación personificada y la pasión estalla en el interior de un ascensor.
Me gusta la Alicia de rojo porque es capaz de someter a Louis Canning (Michael J. Fox), porque hace sudar a Mike Kresteva (Matthew Perry), porque se mide de igual a igual con Elsbeth Tascioni (Carry Preston) y porque logró conquistar el respeto de Eli Gold.
Me gusta Alicia de rojo, sin embargo me he rendido a sus pies vistiendo de azul. Al final del capítulo What's in the box?, cierre de la trepidante y magnífica cuarta temporada de la serie, la señora Florrick, con un impecable traje azul espera nerviosa a alguien en su casa. Mientras espera se sirve una copa de vine, hace la colada, se mira en el espejo y cuando suena el timbre abre la puerta. "I'm in" dice la Alicia de azul. Salto al vacío.
Cary y Alicia abren su propio bufete: Florrick, Agos & Associates. No solo ellos abandonan Lockhart&Gardner, algunos abogados de cuarto año que quedaron descontentos con sus jefes tras la retirada de la opción de convertirse en socios se irán con los nuevos Will y Diane. También se une a la aventura Robin, la pizpireta y espabilida segunda investigadora del bufete. ¿Algún cliente? Seguro que Colin Sweeney estará más que dispuesto a seguir los pasos de Alicia vista de rojo, de azul o de verde lima. Este audaz movimiento en la trama de The Good Wife promete una quinta temporada llena de enfrentamientos, problemas, traiciones y alianzas, además se multiplicaran el número de escenarios.
Alicia, vestida de rojo, será la nueva Diane; y Cary será el nuevo Will. Robin la nueva Kalinda. Aún así todo seguirá igual hasta que Alicia y Will tengans esa conversación largamente postergada.
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