Muertes en TV II

Una de las muertes que he visto recientemente y que más me ha impactado porque no me lo esperaba ha sido la de Christopher Moltisanti en "Los Soprano". Tony y Chris volvían en coche una noche de hacer un negocio y tuvieron un accidente de coche. Chris había consumido drogas y por eso se salieron de la carretera. Tony sale malamente del coche pero Chris está muy mal herido. Chris le pide a Tony que lo saque del lugar del conductor porque no pasaría un test de drogas. Tony lo mira, como quien mira a un extraño que pasa por la calle. Lo mira, no expresa nada y alarga su mano, le tapa la nariz y lo ahoga. Me quedé de piedra mientras lo veía. No podía creerlo. Si, ya sé que Tony no es el hombre más encantador del mundo, que es un mafioso y que tiene más mala leche que neuronas pero... era Chris. Su sobrino. Su mano derecha.

La muerte de Maggie en "Falcon Crest" desde aquel día no he vuelto a mirar a las piscinas del mismo modo. Tampoco uso anillos. !Qué angustia! Pobre mujer. No es que la serie fuera genial pero marcó a una generación y creó escuela. La mala más mala era Angela y Lorenzo Lamas se convirtió en el rey de las camas. La pobre Maggie interpretada por Susan Sullivan, es al principio de la serie la bella, abnegada y sufrida esposa de Chase Gioberti, con quien tiene dos hijos Cole y Vicky. Tras la muerte de Chase se convierte en la esposa Richard Channing, de quien incomprensiblemente se enamora olvidando todo el daño que le había hecho a ella y a su familia durante los primeras temporadas de la serie.

Otra de las muertes que no me esperaba fue la de Jen en "Dawson crece". Hacía tiempo que no la veía y un día enciendo el televisor, me encuentro a Jen en el hospital agonizante con su abuela también a punto de morirse a su lado. Con su gran amor imposible Jack quedándose con una hija que no sabía que hubiese tenido. Vamos que me quedé a cuadros. De todos los personajes de la serie Jen era de los que más me gustaban. No era para echar cohetes pero al menos no era la pánfila de Katie Holmes, por Dios cada vez que sonreía la tía esa me entraban arcadas. En fin, descanse en paz Jen.