Si no has disfrutado de los diez capítulos de la primera temporada de Ash Vs Evil Dead es que no tienes sangre en las venas. Tal vez la has perdido entre las cuatro paredes de una cabaña (mítico lugar cinematográfico) de maléficas intenciones y sótano infernal donde las jóvenes rubias son torturadas y troceadas para regocijo del personal.
Si aún no has visto la primera temporada de la serie no sigas leyendo. SPOILERS!
La serie de Starz es oda de amor al cine de serie B, al gore puro y duro, a las películas sin grandes presupuestos ni grandes efectos especiales como las que Sam Raimi dirigía en sus inicios. Durante 10 capítulos de infarto, Ash Vs Evil Dead ha mantenido una coherencia narrativa y argumental que explota en la season finale apuntalando con tino y una daga kandariana la mitología de esta saga. Desde El Jefe hasta The Dark One, la trama avanza de manera efectiva e inteligente combinando el componente nostálgico, para los fans de las películas, con nuevos elementos -Kelly, Pablo, Ruby o Fisher, la mujer que huele a lavanda- con el fin de atraer a público joven que, poco o nada saben de la saga iniciada en 1981 por Sam Raimi.
El punto final de la temporada, The Dark One, es un capítulo brillante que perpetúa el estilo visual de Raimi tendiendo un puente entre el pasado y el presente de la saga y recuperando la esencia base de Evil Dead en 35 minutos que todo fan apreciará. Estamos ante un cierre de temporada sangriento y alocado que comprime todo lo visto hasta el momento en una tensa y cómica lucha entre el mal y Ash. The Dark One es el capítulo más logrado de los diez emitidos y el que sube el listón de cara a la segunda entrega. Puede que la tortura que sufre Heather (Samara Weaving) parezca exagerada o gratuita pero admito que hacía tiempo que no oía tan buenos gritos de terror en pantalla.
El universo deadite sigue combinando con acierto y cierto frenesí visual el horror, el miedo y la comedia permitiendo que Bruce Campbell retome el papel de su vida y, de paso, se lo pase en grande enfrentándose a un mal despiadado y carnicero que lleva tres décadas pisándole los talones.
El lobo protector y el demonio
Ash no es un héroe al uso pero ES nuestro héroe. Un tipo de pocas luces, egoísta, racista, machista, con tendencia a meter la pata y con un sueño, pescar en Jacksonville, que traerá muchos problemas a la humanidad. Es lógico que Ash sea como es; si toda tu vida has escapado del mal, si has tenido que decapitar a tu novia, si has visto morir a todos los que querías y has conocido el mal en estado puro; es normal que se te vaya un poco la cabeza y que solo te preocupes por salvar tu culo y llevarlo a descansar a una tumbona en las playas soleadas de Jacksonville.
Si Ash ha sido todo lo que soñábamos que fuese, Ruby ha sido una más que agradable sorpresa. Siempre está bien ver a nuestra Xena, a nuestra cylon 3, a nuestra Lucretia, a nuestra Lucy Lawless en pantalla; y digo nuestra porque esta mujer es patrimonio de la humanidad. Su papel da un interesante giro en el último capítulo de la temporada. Ruby es quien escribió el maldito Necronomicrón, es la culpable del destino maldito de Ash.
Sin embargo, es ella quien le da una vía de escape a nuestro héroe, una alternativa que Ash no duda en aceptar. Ni Pablo ni Kelly tienen voto en esta decisión. El Jefe quiere una vida normal, tranquilidad lejos de la lluvia de sangre y, sobre todo, salvar las vidas de sus dos compañeros de viaje. Puede que Pablo y Kelly hayan madurado lo suficiente como para enfrentarse a la horda de deadites pero el líder antepone sus deseos a los de sus sidekicks y firma un pacto con el demonio. Este giro de los acontecimientos es lógico si tenemos en cuenta que el mayor esfuerzo argumental de la temporada ha sido convertir a nuestro lobo solitario en un padrazo protector que se preocupa por el bienestar de Pablo y Kelly, dos personajes que en el tramo final han logrado despertar mi simpatía en su lucha contra los deadites. Ash toma la decisión equivocada por los motivos correctos. Su recién estrenado paternalismo comprometerá el equilibrio en el mundo dando pie a la muy deseada segunda temporada.
Ash vs Evil Dead es lo que prometía ser y por eso me encanta porque no aspira a nada más que a pintar con sangre las paredes, a dejar vísceras por el suelo, a soltar chistes malos, a asustarnos, a divertirnos y a dejarnos disfrutar con la presencia, siempre imponente, siempre necesaria, de Bruce Campbell. Solo resta decir que ha sido una de las mejores series de 2015.
2 comentarios:
Cuando se anunció tenía mis dudas (estos regresos después de más de dos décadas no suelen funcionar), pero es todo lo que pedía y más.
Ash sigue siendo Ash, pero en lugar de quedarse en una repetición, optan por darle algo más de movimiento a la historia e incluso el expandir un poco el trasfondo. Los demonios extra, e incluso el personaje del capítulo final, son un buen adelanto para la segunda temporada.
En el lado malo...que mal le sienta a Evil Dead los efectos digitales. Porque los del piloto, con la sangre infográfica, quedaban a nivel de Sharknado. Después cuando en un making off ví como recurrían a una marioneta para recrear al Necronomicon parlante casi lloro de la emoción.
Los making off tras los episodios eran un añadido que, como fan, agradecía mucho. Es divertido y muy interesante ver cómo preparan los capítulos, cómo ruedan, cómo hacen los efectos especiales. Da cierta envidia ver lo bien que se lo pasan. Lo que daría yo por poder interpretar a un deadite!!
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